miércoles, enero 02, 2008

Acabo de llegar del aeropuerto de acompañar a dos amigos catalanes que han querido estar conmigo estos días. De uno de ellos ya he hablado aquí alguna vez, y de la otra es una persona muy especial, que la agradezco lo que hace por mí y como me ayuda aunque ayudarme a mí es algo complicado. Gracias a ella he conocido el templo de Debod y ahora se llamar a la lluvia. Cuando se ha ido casi me pongo a llorar.

Estaba allí en la calle pensando que he empezado el año igual de perdida que lo acabé y encima ella se iba, aunque espero que nos reunamos pronto de nuevo. Y yo pensaba "y yo de vuelta a mi vida",y por un momento he pensado que estaba sola de nuevo, pero luego me he dado cuenta de que no es cierto, de que nunca he estado sola afortunadamente aunque yo me empeñe en no darme cuenta, de que tengo amigos capaces de venir para quedar conmigo desde otra ciudad, y de cogerse un avión para pasar la Nochevieja y empezar el Año Nuevo conmigo y con mis amigos y mi familia, y de que tengo una madre que es capaz de lo que sea por hacerme feliz, desde cocinar comida especial para nosotros y mis amigos, a cuidarnos y ayudarnos en todo lo que pueda, y mucho más, y de que mi hermano, mi madre y mis amigos siempre están ahí apoyándome y dándome amor, amistad y cariño, y broncas, y que no me falten sus broncas porque se que es porque me quieren, y de que mi hermano aunque le cuente lo que sea, siempre está ahí para interesarse por mí y darme lo que sea.

Así que aunque estoy agradecida por lo que tengo y a quienes tengo y se que tengo mucha suerte, hay algo que tiene que mejorar, por mí y por la gente que de verdad se preocupa por mí.